Uno de los problemas más frecuentes en los alumnos de música es el miedo al error, que suele conducir a dificultades mayores como la ansiedad escénica e incluso al abandono de los estudios.
En una investigación realizada con alumnos de un conservatorio profesional (Rodrigo, 2016) se observó que los sujetos, durante la interpretación de partituras, realizaban un gran número de gestos vinculados al error. Esta situación tiene un gran impacto en los resultados interpretativos, puesto que la atención está situada sobre la evitación de los errores: curiosamente, cuanto más tratan de evitar el error, más errores suceden, y mayor insatisfacción general con la interpretación.
Sin embargo, los mismos sujetos, cuando se les pide que realicen una improvisación libre no realizaban ningún gesto vinculado al error. En la entrevista posterior los sujetos afirman haber tenido errores también durante la improvisación, sin embargo la vivencia del error en ambas situaciones ha sido diametralmente opuesta.
Partiendo de aquí, he desarrollado una teoría acerca de las causas de los errores y del valor que tienen según ésta. Así, no es lo mismo equivocarse por colocar mal un dedo de manera fortuita, que equivocarse por una distracción. Ha de valorarse la causa, y no el error en sí mismo.
Según mi teoría, existen al menos tresa tipos de errores frecuentes en los músicos:
1. El error que se produce por distracciones mentales. Cuando estamos tocando algo que hemos estudiado muchas veces, a menudo nuestro cerebro entra en el "piloto automático", ese sistema de la mente de bajo consumo cognitivo. No es malo en sí mismo este sistema, puesto que nos ayuda a poder enfocar nuestra atención en otras cosas. El problema es que, mientras nuestros dedos se mueven automáticamente, nuestra mente elabora pensamientos que no tienen relación con la acción que estamos llevando a cabo. Y es, en ese momento, cuando aparecen los errores. En este caso, hemos de atender al error y darnos cuenta de lo que nos quiere decir: "Alto!! Estás pensando en otras cosas, no en hacer música!". Esa llamada de atención de nuestra mente a través del error nos ayuda a volver a centrarnos en el sonido y en lo que estamos haciendo. Por eso, cometer este tipo de error es muy importante y nos sirve para volver al estado de alerta donde podremos tocar mucho mejor.
2. El error que se produce porque no lo he aprendido bien. Este tipo de errores es muy frecuente. En ocasiones, creemos que algo lo tenemos mejor aprendido de lo que realmente lo está, y confiamos en nuestra memoria. Pero la memoria lo que no se sabe se lo inventa. Y esta invención de la memoria es lo que llamamos error: nos aprendemos errores porque no hemos detectado que no está bien aprendido. Es importante desconfiar de nuestra memoria y, de vez en cuando, repasar la lectura, como si fuera la primera vez que tocas esa pieza. Así podrás afianzar bien los pasajes donde haya dudas (sin que lo sepas).
3. El error fortuito. Este tipo de error, al contrario que los dos anteriores, no tiene ningún peso ni importancia, así que no hemos de prestarle atención. En los casos anteriores, cuando se produce el error es bueno preguntarse por qué ha pasado; eso nos ayudará a controlar los futuros errores. Sin embargo, los errores fortuitos yo los denomino "eventos", son como tropiezos en el camino. No significa que no te lo sepas o no puedas hacerlo, simplemente suceden y no hay que darles valor. Un dedo que colocas mal, un nota que se apaga, una cuerda que se escapa... son errores que nunca pasan y si lo volvieras a tocar, no pasaría. Por tanto, este error no tiene valor y no hemos de preocuparnos.
Si quieres ampliar la información en el siguiente vídeo explico más profundamente los tipos de errores, sus consecuencias y qué podemos hacer con ellos.
https://youtu.be/iwu3EjtB-rI?list=PLX0UqxFKhVxSfnx-B5GLqSvPLEYUjHtFd