Enseñando, aprendés más de lo que esperabas

Hace tres años que vivo en la Argentina, enseñando inglés, mejorando mi español y conociendo una cultura distinta, un pueblo hermoso y un estilo y un ritmo de vida totalmente ajenos.

Tras las búsquedas de alumnos, institutos, colegios, y foros linguísticos, aprendí que la vida del profesor no es una muy fácil. Se trata de otros no tomando tu trabajo en serio, de muchas horas preparando lecciones, yendo a domicilio, yendo al instituto y a nadie le importa. Ganás menos de la mitad que otros profesionales pero hacés doble el trabajo, el trabajo que nadie ve. Pasás horas en internet buscando a alumnos, publicando en tu página de face para tu "instituto privado" e intentando hacer cualquier traducción que encuentres. Te encanta, pero te cansa, porque ningún trabajo es seguro. Tenés que darle todo para poder seguir, con tu alumno particular o con las traducciones que hacés freelance.

Tenés tiempo para vos, pero lo pasás buscando más trabajo, porque tu trabajo no te deja llegar al fin de mes. No podés salir a comer, pero a tomar si porque si no lo hacés te volvés loco.

Tenés título, tenés experiencia, y no podés conseguir trabajo seguro ni confiable. Además demandan que labures 2 horas como mucho y te vas. Te sentís solo porque das dos clases por día y tenés que dar 8 por lo menos.

Pero, en fin, hay un momento en que tenés muchos alumnos y nadie quiere dejar clases. O te aceptan para dar clases en un instituto y no te las sacan después de un año. Te da la chance de traducir o trabajar en la universidad. En la Argentina, se trata de laburar mucho, pero al final, te encanta enseñar y no te importa que los demás piensen que solo lo haces porque no te queda otro y sos nativa en inglés. Nadie ve los años que pasaste aprendiendo español o estudiando, laburando como loco para alcanzar para el alquiler.

Algún día te llega la chance de enseñar porque te gusta, no porque necesitás. Das clases porque sabes bien hacerlo y te gusta, realmente lo harias ahora porque te da placer, que enseñar es 10 veces más lindo e interesante que buscar trabajo. Enseñar en otro país, tu idioma materno, ya no es esclavitud, no es algo que haces porque no te queda otro, lo haces como profesional, porque ser profesor es hermoso, y respetás tu trabajo y tu vida, lo que elegiste vos hacer. Enseñar clases particulares te hace respetar a vos mismo, a tomarte en serio y ser muy profesional. Es un placer ser profesor.