Después de algunos años enseñando a jóvenes y niños, la historia me dio herramientas para comprender y llevar a los alumnos a un aprendizaje significativo, formar alumnos con valores y crítica de su entorno son mis objetivos. No sólo es mostrar información, es hacer de esa información una propia, que los estudiantes comprendan que son entes históricos que con su presente forman pasados, y los pas...
Después de algunos años enseñando a jóvenes y niños, la historia me dio herramientas para comprender y llevar a los alumnos a un aprendizaje significativo, formar alumnos con valores y crítica de su entorno son mis objetivos. No sólo es mostrar información, es hacer de esa información una propia, que los estudiantes comprendan que son entes históricos que con su presente forman pasados, y los pasados siguen afectando los presentes.
Así pues, bajo el tenor del método constructivista, mi enseñanza comprende que el alumno tiene su personalisimo, y que nadie aprende por nadie, pero que si aprendemos de todos. La magnífica idea de que cada uno de nosotros somos autónomos, lleva a formar alumnos capaces de enfrentar todas las necesidades a través de conocimiento aplicado adquirido por experiencia en clase.
Las clases de historia no son fechas, son procesos de cambios y permanencias en el tiempo entendiendo horizontes circunstanciales y sujetos que interactuaron en dichos ambientes, así mismo detectar el pasado desde nuestro presente es una confrontación de lo subjetivo y lo objetivo, pues el pasado siempre será visto desde nuestra perspectiva, eso me lleva a que mis alumnos comprendan primero que el pasado nos ayudará a estudiar nuestra propia ontologia. Es por eso que las clases son siempre con un toque filosófico que nos lleva a cuestionarnos absolutamente todo, haciendo una estructura dinámica tipo seminario-taller, donde hasta yo mismo he de aprender con cada nueva experiencia de mis alumnos. No es de extrañarse que en mis clases se logre un ambiente de fraternidad y respeto.