Abordo cada tema cuál si fuera una conversación casual entre dos conocidos que se reúnen a platicar.
Según mi experiencia, la historia relatada se aprende mejor que la historia memorizada. En esas conversaciones pongo los hechos a un nivel comprensible para el alumno, la idea es que se piense a cada personaje, cada época, cada uno de los episodios en su dimensión más próxima: la humana. Por supu...
Abordo cada tema cuál si fuera una conversación casual entre dos conocidos que se reúnen a platicar.
Según mi experiencia, la historia relatada se aprende mejor que la historia memorizada. En esas conversaciones pongo los hechos a un nivel comprensible para el alumno, la idea es que se piense a cada personaje, cada época, cada uno de los episodios en su dimensión más próxima: la humana. Por supuesto que eso requiere de colaborar, es decir que el alumno tenga una actitud participativa. Ello agiliza toda plática. Lo que requiere de un ambiente cordial y de respeto, mismo que procuro construir con cada uno de mis alumnos.
Dado que toda actividad educativa requiere de más apoyos didácticos que la simple conversación, claro que en cada sesión me ocupo, además, de incorporar algunas ayudas visuales que ayudan a qué el alumno pueda desplegar su imaginación en cada uno de los temas, es decir recurro a: presentaciones de power point, mapas, cuadros, fotografías y otros recursos visuales. Sin olvidar las lecturas, sé que puede ser difícil, pero es necesario. Trato de incluir textos breves que sean amenos para el estudiante.
Finalmente, cada clase la complemento con breves y simples evaluaciones para identificar cuanto conocimiento se asimila en cada sesión, además de ser un recurso para planear cómo seguir avanzando con cada alumno.
Casi siempre he trabajado con pequeños grupos en que se repasa el programa completo en síntesis que van de quince a veinte horas, pero también me es común trabajar con un solo alumno.