Ana Paula Cárdenas

Las clases duran una hora, con una distribución específica del tiempo para diferentes actividades. Se dedican 25 minutos para aprender vocabulario, lo que proporciona una sólida base lingüística. Luego, se reservan 15 minutos para perfeccionar las habilidades de expresión oral, brindando a los estudiantes la oportunidad de practicar y mejorar su fluidez en inglés. Los 20 minutos finales se dividen entre asignar la tarea semanal, que puede incluir ver una película o realizar una entrevista, y revisar el resumen de la clase anterior. Esta estructura equilibrada garantiza que los estudiantes no solo adquieran nuevo vocabulario y mejoren sus habilidades de comunicación, sino que también tengan la oportunidad de aplicar lo aprendido en actividades prácticas y recibir retroalimentación sobre su progreso.
Además, este enfoque de enseñanza permite una variedad de actividades que mantienen a los estudiantes comprometidos e interesados en el proceso de aprendizaje. El tiempo dedicado al vocabulario les brinda una base sólida para comprender y utilizar una variedad de palabras y expresiones en contextos relevantes. La práctica de habilidades de expresión oral durante los 15 minutos siguientes les da la confianza necesaria para comunicarse de manera efectiva en situaciones reales. Asignar tareas semanales, como ver películas o realizar entrevistas, fomenta la práctica independiente y la aplicación de lo aprendido fuera del aula. Además, al revisar el resumen de la clase anterior, los estudiantes consolidan su comprensión y pueden abordar cualquier pregunta o inquietud que hayan surgido. En conjunto, este enfoque estructurado y dinámico garantiza un proceso de aprendizaje integral y efectivo que prepara a los estudiantes para comunicarse con fluidez y confianza en inglés.