Debido a la crisis a todos los niveles provocada por la COVID-19, muchas profesiones tuvieron que adaptarse a la situación para poder 'seguir vivas'. Una de ellas fue la enseñanza, en la que muchos profesores, optaron por seguir impartiendo sus clases online.
Aunque a estas alturas este tipo de enseñanza está muy instaurado, parece que a algunos aun se les resiste un poco. Pero, ¿tanto el sistema online como el sistema bi-modal han llegado para quedarse? Evidentemente no lo sé, pero a lo largo de estos meses, he observado que ofrece las siguientes ventajas.
- La más destacada es su flexibilidad horaria y atención personalizada que puedes ofrecer a tus alumnos.
- Otra gran ventaja de la que muchos no hacen uso es la posibilidad de grabar las clases, para que el alumno, en caso de despistarse en el transcurso de la misma, pueda volver a revisar lo que necesite todas las veces que quiera.
- Como no, la comodidad de poder asistir o impartir las clases desde tu casa.
- Fácil interacción mediante programas (en mi caso, me gusta impartir las clases de matemáticas directamente en un documento Microsoft Word, escribiendo las ecuaciones a la vez que expongo las clases, o con Microsoft Excel).
No he querido mencionar las ventajas de las que todos somos conocedores, como que este tipo de enseñanza ofrece una mayor seguridad para la salud de las personas. Si, hasta aquí todo muy bonito y bien vendido, pero también hay inconvenientes.
El método de enseñanza es mucho más frio, no se establecen vínculos con otros compañeros de clase y puede resultar complicado mantener la concentración frente a una pantalla. Puede que pienses que estoy totalmente a favor de las clases online, pero no es así, ya que estos inconvenientes juegan un gran papel para mi.
En conclusión, según mi experiencia, puedo decir que las clases online son igual e incluso más efectivas (dependiendo el campo de enseñanza) que las clases presenciales. Todo esto al coste de sacrificar los factores más humanos de la enseñanza.
¿Qué busco con este artículo? Simplemente dar mi humilde opinión acerca de algo a lo que hemos tenido que adaptarnos si o si, e identificar las que pienso que son las grandes ventajas, de modo que puedan ser tomadas o contrastadas por otros profesores.