Por qué concluir tu trayecto escolar es tan importante

Empezaré este texto con una frase escuchada en una novela latinoamericana (si quieren saber el país, me escriben por mensaje privado, para no tener prejuicios antes de leer este texto).

Flavia, una estudiante de último año de secundaria le dice a su padre “Acá no me alcanza para pagar mis estudios, en cambio en Argentina los puedo hacer gratis!”

Flavia es una chica que sueña con estudiar psicología. En su país la educación superior es privada, es decir que su sueño tiene un precio monetario que no puede pagar. En cambio, escuchó que en Argentina ese sueño puede ser posible pues no hay que pagar para acceder a los estudios. Esto puede derivar en dos reflexiones, o muchas más, pues es un tema que se puede debatir en profundidad.

Encuentre su profesor ideal

Hoy y desde 1884, Argentina cuenta con leyes que aseguran que el Estado se encargue de impartir educación pública, gratuita y de calidad. Para esto dispone de edificios educativos para todos los niveles, desde el nivel primario al superior. Como esta situación tiene un siglo de vigencia, creemos que es algo "normal" a lo que acceden todos en el mundo, una escuela o universidad gratuita a la cual entrar si pensás en estudiar; en realidad no todos en el mundo tienen este "lujo". Es decir, vivimos en un lugar ciertamente privilegiado, donde en algunos casos, las luchas de los estudiantes se transformaron en un derecho. Derechos que hoy podemos exigir por ser ciudadanos y parte de la comunidad.

Ahora, al ser la escolaridad gratuita algo tan sencillo de alcanzar, llega un momento en que nos da cierta pereza continuar con los estudios, pues pensamos que es algo que podremos hacer cuando tengamos ganas. Esta sociedad globalizada nos pide cada vez con mayor énfasis que generemos dinero, para acceder a los bienes de consumo masivo, no sólo para sobrevivir, sino también para encajar, algo muy importante en la adolescencia que está construyendo su identidad. Estas presiones se vuelven cada día más fuertes y los adolescentes a veces, ya no por pereza sino por necesidad, se ven obligados a truncar sus trayectorias escolares para formar parte del mercado laboral, que lo espera con los brazos abiertos para una explotación digna. Es decir, trabajará siendo menor de edad, no podrá acceder a trabajos con recibo de sueldo hasta probablemente la mayoría de edad y al no tener experiencia y estudios concluidos, sus empleadores le dirán que ellos les dan la oportunidad, pero por un mísero monto.

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Finalmente, los adolescentes se ven en el dilema de aceptar los míseros sueldos o la ansiedad por generar dinero, pero no ven que continuar con sus estudios es una inversión a mediano y largo plazo. Desde nuestro lugar como docentes (y algunos padres) podemos asegurar en un 100% que lo es. Enfrentarse al mercado laboral cuando aún no terminamos de definir cuestiones elementales como quiénes somos, qué queremos de la vida, cómo conseguimos nuestros objetivos, es permitirles el poder de decisión de nuestras vidas y trayectos, nuestro tiempo libre a empresas que realmente NO LO VALORARÁN. Llegará indefectiblemente un punto donde nos arrepentiremos de no haber concluido con nuestra educación. No abandonamos la escuela, nos abandonamos a nosotros, no nos damos la oportunidad de ser lo que queremos ser.

Mi experiencia como docente de Jóvenes y Adultos, me ha enseñado mucho de esto, la frase que más se repite en adultos que están terminando la secundaria a los 40 o 50 años, es “Ojalá le hubiera hecho caso a mi mamá/papá cuando me dijo que terminara de estudiar”. Sin embargo están ahí, dándole una nueva oportunidad a sus sueños una vez que ya acompañaron a sus hijos en la infancia y quizás estén acompañando su adolescencia.

Nos estamos olvidando de sostener nuestra educación. Sí, la educación gratuita y de calidad continuará en Argentina por muchos años más, pero dependerá de nuestra decisión del tiempo real que nosotros le dediquemos. ¿Cuál será el tiempo que vas a elegir?

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