Lo más importante que tenemos que tener en cuenta a la hora de dar clases particulares es la motivación. Muchas veces el niño se siente frustrado porque ve que una asignatura se complica, que no es capaz de solucionar los problemas que se le presentan y su actitud no es la adecuada. Esto es lo que deriva que sus padres se planteen la opción de buscar un maestro de apoyo, que ayude a su hijo a alcanzar estos objetivos que él sólo no puede.
Por ello, antes que nada, resulta fundamental conocer al niño, sus gustos, sus intereses personales, sus inquietudes, aficiones y habilidades, aquellas cosas que se le dan bien, ya que si potenciamos sus cualidades el pequeño recuperará la actitud positiva que le falta. Así pues, la motivación es el pilar básico de cualquier aprendizaje. Basta con conocer al niño, descubrir cómo piensa y vive para, posteriormente, buscar la manera de abordar esa situación que se le resiste.
Desde mi punto de vista y teniendo en cuenta mi experiencia como maestra, es clave para el éxito realizar pequeños juegos que motiven al alumno, que lo hagan partícipe y protagonista absoluto de su propio aprendizaje. Por eso, en mis clases particulares, mi objetivo primordial es introducir al niño en un ambiente tranquilo en el que se sienta cómodo y tenga la seguridad necesaria para desenvolverse con total confianza. Donde aprender no sea sinónimo de estrés sino de disfrute.