Vamos directo al ejercicio, a los procedimientos, hacemos el cálculo y obtenemos el resultado. Eso es matemáticas. La forma más sencilla de aprender matemáticas, es con un profesor particular de matemáticas.
Es la idea más generalizada con la que me he encontrado en tantos años de estudio y trabajo. El mundo de la educación se ha movido en base a esto y ha logrado satisfactoriamente separar a la matemática de la realidad que vivimos. Una de las mayores barreras que existe con respecto al aprendizaje de los estudiantes, principalmente en sus años iniciales, es el hecho de que no hay un objetivo claro y preciso del porqué deben estudiarla.
Así he llegado a la conclusión de que lo primero que se debe enseñar es el concepto, la definición; no sólo de la matemática en sí misma, sino del tema de estudio en particular. De esta forma fijamos la idea principal en la mente de la persona y a partir de allí empezamos a construir los procedimientos, cálculos y sus aplicaciones.
La experiencia me ha mostrado que cuando hay una idea clara, un objetivo a lograr concreto, el estudio toma una dimensión totalmente distinta. Tomemos por ejemplo áreas aplicativas de las matemáticas, ingeniería, economía, contaduría, administración, entre otras. Cada una de ellas tiene un área específica de aplicación de la matemática y cada persona que elije su estudio está claro a lo que se va a enfrentar y por ende realiza el estudio de forma consiente y sin tanto problema.
Aunque no sea la asignatura favorita de la persona, entiende su utilidad, su importancia y por tanto afronta su estudio y aprendizaje de una forma más natural. Si esto lo llevamos a los primeros años de estudio, primaria y secundaria, podemos hacernos una idea de la evolución que tendría cada persona con relación a la matemática. Es importante que mostremos desde el principio cual es la idea de estudiar, el concepto de de aquello que vemos para que tengamos un norte claro al que debemos llegar y así mejorar la mentalidad al afrontar el aprendizaje.