Explicar un tema a un estudiante es una tarea que va más allá de transmitir un conocimiento particular. Se trata principalmente de entender que es lo que el alumno no entiende. Partiendo de ese punto, se pueden buscar estrategias para que esa persona encuentre una zona propia de comodidad que le abra las puertas a la nueva disciplina que está explorando.
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Esa disciplina no necesariamente será en la que se desarrolle en el futuro, pero entrenarse en la búsqueda de respuestas y aceptar el desafío de entender es una estrategia que se llevará para siempre y podrá aplicarla en cualquier situación.
Una de las herramientas para profesores que utilizo es el microscopio óptico. Cuando enseño histología no sólo explico como enfocar, recorrer un preparado de un tejido y cambiar los aumentos.
Me interesa transmitir la forma de entender lo que se está viendo, de extrapolar eso que se ve con lo plasmado en los textos. Intento que se entienda que no hace falta saber un texto de memoria, que las imágenes hablan por sí mismas si sabemos interpretarlas y, para interpretar se necesita alguien que en ese momento sepa un poco más, se esmere por explicar y así, que su interlocutor con poco esfuerzo, vuelva a los textos y vea con otros ojos los nombres, las referencias y los capítulos.
El microscopio y la búsqueda de explicaciones claras y superadoras son pilares para enseñar que utilizo hace años. Cuando un alumno aprende y aprueba, es porque encontró, además, herramientas para aprender entendiendo.