Para enseñar a emitir un sonido por primera vez con la flauta travesera a un niño o niña, el procedimiento más habitual entre los profesores y profesoras de este instrumento y que yo también utilizo es el de formar embocadura utilizando sólo la cabeza de la flauta hasta que el/la alumno/a consiga sonidos precisos. Esto evita complicaciones con la posición del cuerpo, que todavía no es demasiado cómoda en esta primera etapa.
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Solamente con la cabeza de la flauta practicaremos diferentes ritmos y sonidos: grave con el tubo cerrado, medio con el tubo abierto y agudo con el tubo cerrado y concentrando el aire.
Cuando la emisión ya se realiza con facilidad, podemos montar la flauta (cabeza curvada o recta según convenga) y podemos empezar a producir las primeras notas con todo el instrumento, paralelamente a la explicación y asimilación de la posición del cuerpo y de las manos.
Así como cada uno de nosotros tenemos nuestra propia voz, cada alumno/a tiene su sonido. En general, se considera un buen sonido aquél que es agradable, afinado, limpio y flexible, y depende mucho de las características de cada quién.
Pero siempre, siempre, se puede mejorar. Por eso se debe trabajar de manera muy personalizada y adecuándonos a las posibilidades del alumno/a en el momento en el que se encuentra. El sonido de un/a niño/a de 6 o 7 años es la base para un desarrollo y mejora posteriores. Debemos celebrar y valorar cada pequeño paso que realiza.
Mi método favorito para trabajar la calidad del sonido, inclusive desde los primeros momentos, es con sonidos largos y tenidos, propiciando siempre la escucha activa y el sentido crítico del/la estudiante.