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EJERCICIOS DE "NO MENTE" PARA "GENTE DEMENTE"

¿Querés cantar tu canción preferida? ¿Qué hacés? ¿Dónde la buscás? ¿Dónde está?

Posiblemente la recordás ¿Qué quiere decir “la recordás”? ¿Aparece como una foto en tu memoria? ¿Como el rostro de alguien conocido? ¿En forma de partitura?

Supongo que no, lo más probable es que simplemente abras tu boca y empieces a cantarla.

¿Suena como tu canción preferida? ¿Cómo lo sabés? ¿Se la cantás a alguien y le preguntás si la conoce?

Te propongo simplificar el ejercicio. Sentí/pensá/imaginá un sonido, una nota cualquiera. Ni un DO, ni un LA, ni un RE: una nota cualquiera. Sin altura preestablecida, sin parámetro alguno. Simplemente imaginala… ¡y cantala!

¡Felicitaciones! ¿Cómo lo hiciste? ¿Pensaste: “voy a emular la onda que anda por los 440 hertz y la voy a entonar”? ¿Qué quiere decir entonar: le diste la orden a tus cuerdas vocales para que se tensaran de tal manera que dieran la nota indicada? ¿Cuánto de tensión? ¿Cuánto de presión de aire?

No te preocupes en buscar una respuesta académica: no existe. Sólo podemos entonar un sonido que está ahí dando vueltas por encima nuestro, en el éter, sin la intervención de nuestra mente pensante.

Es lo que en meditación se llama “no mente”: ese espacio vacío entre pensamientos, como el cielo detrás de las nubes.

Sólo desde ese lugar inmenso, pleno, de tranquilidad, un lugar adonde la mente parlanchina que nos acompaña día y noche no tiene acceso, sólo desde ahí podemos cantar.

En este momento estás segregando jugo gástrico, tu corazón late, tus glándulas fabrican y distribuyen las hormonas necesarias para tu diario vivir, tus uñas crecen.

¿Nuestros pensamientos intervienen en todo ese proceso? ¿Cómo hacemos, entonces, para vivir? ¿Cómo hacemos, entonces, para cantar?

No lo sé, simplemente te invito a que lo hagas: con placer, con amor, en medio de ese espacio sagrado que existe más allá y más acá de nuestra diaria mente pensante.

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