¿Está en la partitura toda la música que escucha el oyente? De ser así, poco importaría qué intérprete tocara una pieza musical; siempre la escucharíamos exactamente igual. Sin embargo, entendemos que los músicos añaden un valor nuevo a la música escrita cuando la interpretan, dotándola de elementos relacionados con la expresión que no aparecen codificados en signos. Pero ¿qué sucede cuándo un músico centra su atención sobre la tarea de la decodificación simbólica?, ¿es posible expresar y dar un significado a los sonidos?, ¿la partitura restringe la expresividad? ¿qué papel juega la improvisación en la activación de la atención?
En las aulas de las escuelas de música y en los conservatorios nos encontramos a menudo, inmersos en una enseñanza cuyo foco está en la decodificación de las partituras, en el aprendizaje de un código -la escritura musical- que después traducimos a otro código -el sonoro-.
En la investigación que realicé en 2016 quise comprobar qué pasaba cuando los músicos mantienen diferentes focos de atención, ya sea en la partitura, en la técnica o en el sonido. Trabajé, pues, con estos tres focos, que son los más habituales. Los resultados no dejaban lugar a dudas.
Cuando mantenemos nuestro foco de atención en la partitura y nos concentramos en la lectura, la postura corporal se vuelve más rígida. Los sujetos de la investigación mantenían una posición con la espalda recta. En cambio, cuando el foco de atención se centraba en los aspectos técnicos la postura de los sujetos era girada hacia la mano izquierda o el mástil. Por último, los sujetos con el foco de atención en el sonido se encorvaban hacia delante, sobre la guitarra, teniendo una posición más flexible y con menos rigidez que en los dos casos anteriores. Puedes preguntarte ¿qué más da la posición con la que toque? Pues bien, si entendemos que los intérpretes usamos todo nuestro cuerpo para tocar, la posición puede ser un elemento fundamental que facilite o dificulte los recursos técnicos y los pasajes complejos de las obras que interpretamos.
Pero no solo descubrimos diferencias respecto a la postura corporal. También hayamos que quienes mantenían su foco en la partitura o en la técnica utilizaban menos recursos expresivos, tales como dinámicas, vibratos, articulación, etc. Podríamos decir que tocaban más "plano". Sin embargo, cuando se les pedía que tocaran poniendo el foco de atención en el sonido comenzaban a utilizar muchos más recursos expresivos y su música tenía mayor coherencia y sentido musical.
Ahora, pregúntate: durante el estudio ¿a qué estás prestando atención? Porque aquello donde te estés enfocando te conducirá a unos resultados u otros. Si los resultados que buscas no llegan, quizás estás poniendo el foco en un lugar inadecuado.