El concepto de semiosis social es uno de los más interesantes y complejos para comprender de la semiología. Según esta idea toda interpretación de un signo es a la misma vez un acto de representación, que a su vez se transforma en una interpretación y así sucesivamente y de forma infinita.
Así si yo escribo sobre uno signo cualquiera como, por ejemplo, “puerta”, lo hago a partir de signos anteriores que llegaron a mí, y el escrito será luego un signo que se sume a la conciencia de aquel que lo lea, para que luego éste lo reproduzca con sus modificaciones personales en, por ejemplo, una discusión.
Esto quiere decir que nunca accedemos a la realidad en su pretendida pureza, sino que siempre lo hacemos mediados por los signos que son construcciones sociales y subjetivas de los objetos de la realidad. Estas construcciones están determinadas por el entorno contextual y el momento histórico.
Peirce utiliza esta idea para explicar su teoría triádica del signo, allí donde entiende que todo signo está compuesto, además de por el objeto, por el interpretante (que sería la interpretación) y el representamen (que es la representación del objeto, el signo propiamente dicho).
Eliseo Verón también acude a ella en su libro "La semiosis social" para entender al análisis discursivo de un texto como el acceso a las huellas representacionales de una sociedad en un momento determinado. Los signos están en constante evolución pero se asientan en tanto responden a las construcciones ideológicas de las culturas.