Nunca tuve dudas sobre lo que quería hacer cuando me convirtiera en adulto. En mi casa tuvimos un profesor: mi papá, y yo desde chiquita jugaba con las muñecas y las coloca sentaditas en el suelo en fila y yo me plantaba al frente de ellas con una pizarra, me encantaba tener las manos llenas de tiza, nunca me molestó.
Cuando me tocó ir a la universidad, empecé haciendo una carrera que no quería, quizás en ese momento me movía más la emoción de irme de casa, independizarse y seguir creciendo para cortar el cordón y así decidí estudiar Ingeniería Industrial, si! ¿Pueden creerlo?
Pero como las cosas en la vida se enderezan de alguna manera porque como dirían muchos "lo que es del cura va pa la iglesia" se me presentó la oportunidad de irme a Italia a estudiar. Estuve allá dos años aprendiendo italiano, inglés y trabajando como nunca en una floristería y en algún momento empecé a preocuparme por mi futuro y me dije "debes regresar a estudiar en una universidad" Esto nunca lo cambié.
Regresé, decidí estudiar Licenciatura en Inglés en la Universidad de Oriente, donde además trabaja mi papá. Terminé la carrera, pero antes de hacerlo pude ir a Inglaterra a trabajar como asistente de español en dos colegios y fue una de las experiencias más lindas que he tenido ya que allí empecé con mi trabajo en aula, en un país diferente, con una cultura diferente. Esa experiencia representó "mis puertas abiertas" en los siguientes 10 años de carrera como profesora de inglés. 10 años dando clases de inglés y ayudando a muchos alumnos a hablar este idioma. Las clases particulares de inglés me dieron una vocación y a mis estudiantes la oportunidad de realizar sueños.
Luego les seguiré contando porque esto se pone bueno...