En el canto nos encontramos con 3 características esenciales: la postura, la respiración y la colocación. En la medida en que, constantemente, se lleven a la práctica estos 3 pilares de forma coherente, se conseguirá desarrollar el cuerpo para sostener un canto sano, afinado y agradable, aprendiendo a cantar correctamente desde cero.
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La mejor postura para cantar
Debe ser distensionada y despierta. Tiene que incluir los hombros bajos y hacia atrás (sueltos), la columna erguida (con presencia), el pecho abierto (las manos no deben estar en contacto entre ellas porque el pecho se cierra), la boca abierta, la cabeza a 95 grados en relación al cuerpo para conseguir una mayor proyección vocal.
Para conseguir esto, un ejercicio que propongo es masajear haciendo círculos en la cara, el cuello, el pecho, los hombros, la espalda... en definitiva, en todos los lugares que se utilizan para el canto.
La respiración correcta para cantar
Debe ser abierta (en esto influyen mucho el pecho y la boca) e intercostal (es decir, que las costillas se amplíen en la zona baja). Tiene que incluir una respiración consciente y medida, cuidando de no levantar los hombros y no ejercer tensiones innecesarias, usando todo el cuerpo para ello.
Para conseguir esto, propongo jugar con los límites de la respiración: quedarse sin aire e intentar aguantar esa contracción; inhalar profundamente (cuidando de no levantar lo hombros y de llevar el aire a la zona del diafragma) y exhalarlo usando una 'S' bieen larga, o con varias 'S' bien atacadas; o agitarse en el lugar (saltando, repiqueteando, etc.) e intentar mantener la respiración baja y distensionada.
La colocación ideal para cantar
Debe ser direccionada, con sentido y trayectoria. Tiene que incluir una correcta postura; en especial, la boca bien abierta, la respiración controlada, y la cabeza a 95 grados en relación al cuerpo.
Para conseguir esto, buscaremos un punto de referencia medianamente lejano (a más de 3 metros) y un poco más alto que nosotros, y lo utilizaremos para cantarle jugando con la intensidad (el volumen) y la timbricidad de nuestra voz. Es deber nuestro conocer, además, y hacer consciente, nuestro registro vocal, ya que este será el punto de partida para un desarrollo sano en nuestro entrenamiento vocal.
Por último, cabe destacar que para conseguir una buena colocación es necesario propiciar los espacios de resonancia con la lengua baja: tenemos 2 resonadores (el trasero, para los graves, y el delantero, para los agudos), y según la posición de nuestra lengua, enviaremos el sonido y lo haremos resonar. Para evitar problemas, buscaremos que nuestra lengua esté relajada, y que permanezca, en la medida en que la pieza que estemos cantando nos lo permita, baja.
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