Todas sabemos respirar, pero a menudo, en los vaivenes de la vida, entre prisas, carreras y sustos, nuestra respiración se ve obligada a acelerar o cortar su flujo habitual. ¿Cómo puede ser que seamos tan inconscientes y cuidemos tan poco aquello que nos da la vida?
Desde la primera inspiración al nacer hasta nuestra última exhalación nuestra vida transcurre en un ciclo imparable de inspiraciones y exhalaciones. En los momentos de estrés saber controlar el ritmo y la intensidad de tu propia respiración puede ayudarte a salir de algún atolladero. En esta clase observaremos y enfatizaremos la atención sobre esta herramienta clave. Examinaremos la inspiración, la exhalación y la retención (puraka, kumbhaka y rechaka) y veremos cuándo y para qué utilizar cada tipo de respiración, como energizarla y cómo calmarla y así, calmar también nuestra mente.
Como ya sabemos la respiración es clave en la práctica del yoga: Es nuestro alimento, la forma mediante la que nos oxigenamos y obtenemos Prana. Esta maravillosa herramienta nos permite anclar nuestra atención y estar presentes. Con la práctica del yoga, aprendemos a respirar profundamente y centrar nuestra atención obligando a la mente a parar.
Cuando somos capaces de realizar y avanzar en nuestra práctica de yoga con una respiración fluida, calmada y sin bloqueos dejamos que el aire y el Prana se distribuyan libremente por nuestro cuerpo, llegando a los lugares que más lo necesita. Con la respiración como guía se enlaza naturalmente cada movimiento, se gana o se suelta, se activa o se relaja.
Desde el primer hasta el último aliento toda nuestra vida transcurre a través de una sucesión de respiraciones. La vida es respiración. Hablar, reír, llorar, gritar, estornudar, suspirar... Respiración es vida.
“Toda emoción está conectada a la respiración. Si cambio mi respiración puedo cambiar esa emoción.”
Bienvenida.