Cuando hoy he terminado mi práctica de Yoga y Pranayama he sentido gratamente una inmensa apertura y calidez en mi pecho que me han dejado llena de amor. Por supuesto, no es la primera vez que la práctica de Yoga o Mindfulness, Meditación o Pranayama me dejan en este estado de calma interior y gratitud, pero he de reconocer que tampoco es fácil sentir algo así.
Siéntente libre, encuentra un profesor de yoga
Y hoy es uno de esos días. Lo bonito es saber que puede que hasta dentro de unas semanas o meses no se vaya a volver a dar algo así, y eso lo convierte en algo aún más especial, si cabe. Es una manera además muy bonita de practicar el no apego y la no expectativa, ya que nunca se sabe qué teclas internas va a mover cada sesión.
Desde luego, como profesora de Yoga, sé con qué finalidad preparar una sesión, pero también depende de cómo esté el practicante en ese momento, y eso es algo que cambia instante tras instante, tan efímero como las emociones son.
Y con la práctica regular de estas disciplinas accedemos a ellas, y emprendemos un viaje apasionante hacia nuestro interior. Un viaje que no tiene fin. Tenemos toda la vida por delante para acceder a cada rincón de nuestro interior; y, si me lo permites, te puedo guiar en ese viaje tan bonito.
Es un camino que te aconsejo que hagas con curiosidad y saboreando cada paso que des, pues por muchos obstáculos que puedan surgir, recuerda que cada paso te guía al siguiente, y al siguiente, y al siguiente... y sólo así se puede hacer camino.