Hay tantas clases de amor... Pero la mía es una clásica y también es muy común en películas de amor.
Llevaba muchos años practicando yoga, sin darme cuenta que era lo único que hacia en común a cualquier situación de mi vida. Cuando estaba triste iba a yoga y me refugiaba en la meditación y en entender ese estado por el que pasaba. Cuando estaba energética, también iba a yoga y me esforzaba el doble en cada asana, cuando estaba cansada mimaba mi cuerpo con estiramiento suaves y posturas duraderas.
Pero solo en un momento de vida delicado en el que olvidé de quererme, el yoga me devolvio mucho mas que amor propio, ese equilibrio que todos buscamos por todas partes en la vida, y sobre todo la confianza en uno mismo, y sobre todo a conocerme mucho mas, respetarme y aceptarme. No perder los valores básicos que tanto nos recalcan de niños y "creetelo" porque todo es posible.
Dicen que todos tenemos un ángel, pero yo tengo una bruja que es mi prima y que me animo a estudiar yoga. De primeras yo dije; estás loca? Eso es muy complicado? Como es muy cabezona, la dije, vale lo intentaré... pero dijo eso de "con intentarlo no vale"... Y...
Así comence a estudiar Anatomía, dije voy a empezar por lo que creo mas difícil e imprescindible. Me enamoré de poder ayudar a los demas con sus dolencias, lesiones y de poder darles relajación y descanso; esto último tan importante hoy en día con la vida tan ajetreada que llevamos.
El yoga era ese amigo de toda la vida por el que acabas enamorandote locamente. Ese alimento necesario para el motor del cuerpo como es respirar.
Namasté 🙏