Ante todo, es muy común pensar que al repetir curso, ya sea escolar o académico, creemos que no fuimos lo suficiente listos, ni inteligentes para aprobar una materia o un curso.
Y he aquí el gran secreto que ningún profesor te dirá, mucho menos si te reprobó. El problema no somos nosotros, ni la materia, (en muy raras ocasiones) no es el profesor, ni porque nosotros no pusimos empeño ni esfuerzo.
El detalle es, que no tuvimos las herramientas ni los conocimientos necesarios para aprobar el curso. Y esto puede deberse a varios factores; uno de ellos (y el más común) es el profesor. En ocasiones (y por eso dije muy raras ocasiones) el profesor no tiene la pedagogía ni el conocimiento adecuado para impartir la materia o el curso.
Sin embargo, la mayoría de las veces cuando un profesor no tiene ningún interés de enseñar, suele aprobar a todos los alumnos incluso sino aprendieron nada, para evitarse la tarea de sentarse y analizar quién realmente aprobó y quién no.
En caso contrario, hay profesores que son sumamente estrictos, y aprueba el que tiene una nota acumulativa lo que es equivalente para él, de que sabe y entendió el curso.
Haré particular énfasis en esto, el hecho de que un alumno apruebe un curso o una materia con buenas calificaciones, no necesariamente significa que haya aprendido en su totalidad los contenidos.
En algunos casos, puede ser que aprobó por plagiar trabajos o copiarse en los exámenes. Y el profesor tiene métodos poco efectivos para darse cuenta sobre quién está entendiendo realmente la clase y quién se está copiando para simplemente aprobar.
Por otro lado, cuando el problema se centra en el estudiante, quién es el que no se esfuerza en estudiar ni en buscar las herramientas, técnicas o ayuda necesaria para entender los contenidos, más que simplemente aprobar la materia.
Del mismo modo, sigue sin ser un fracaso escolar, aun cuando el alumno no pone empeño. Porque sin lugar a dudas algo está pasando, si el alumno muestra un constante rechazo al estudio o a una materia especifica. Debemos preguntarnos ¿qué factores externos o internos están influenciando al estudiante?
Entonces aprobar ¿Es sinónimo de un conocimiento consolidado? No, en definitiva. Así como reprobar no significa un fracaso escolar. Al igual que el porcentaje de una nota, no mide realmente el conocimiento de un alumno.
De igual manera, no debemos sentirnos fracasados porque reprobamos un curso. Al contrario, tales circunstancias nos están mostrando nuestras faltas, y debemos reforzar esa área en particular.
Asimismo, si reprobamos por unos de los factores que mencioné anteriormente e incluso por otros que no están porque la lista sería muy larga. Todo dependerá de la manera en que abordemos un asunto como este.
En cierto modo, todo es cuestión de perspectiva. Yo nunca a lo largo de mi carrera estudiantil he reprobando ningún curso, ni asignatura. Sin embargo, estuve a punto de reprobar una materia de vital importancia en mi carrera de pregrado.
Mientras que, aún no terminaba la materia, ya sufría una terrible angustia y miedo porque por primera vez en mi vida ocurriría tal cosa. ¡Hasta pensé en cambiarme de carrera! porque consideraba que no era suficiente para la materia ni la carrera.
Imagínate esto, ¿Que tan dispuestos estamos a evitar el fracaso y tomar medidas extremas? (como en mi caso, de cambiar de carrera por reprobar una materia) cuando cambié mi perspectiva, y entendí que no importaba lo que llegase a pasar. El hecho de reprobar no significaba que yo era menos.
Al contrario, tendría una segunda oportunidad de demostrar que aprendí de mis errores del curso anterior. Y obtendría las mejores calificaciones, porque aprendí por ensayo y error. Y además, podría adelantarme a los contenidos porque ya conocería el programa.
Así que, una vez que cambié mi perspectiva, sobre que no sería tan fatal reprobar por primera vez en mi vida. Todo cambió, y ya no sentí miedo al fracaso. Y aunque a la final no reprobé la materia, logré aprobarla con una calificación exacta.
Sin duda, la asignatura me demostró mis faltas cognitivas, y ahora debía buscar todas las herramientas a mi alcance, para aprobar la siguiente materia con mejor nota. Y dicho y hecho, la siguiente asignatura la aprobé con la calificación más alta de todos y recibí un reconocimiento por eso.
Desde luego, esto es a nivel universitario. A nivel escolar, en ocasiones solemos tener la presión de nuestros padres y maestros. Socialmente y educativamente se nos enseña que reprobar es una muestra de nuestra incapacidad.
Y esto es incorrecto, porque cada alumno tiene una manera de aprender diferente a la de los demás. Hay alumnos que aprenden algunos contenidos en otros niveles. Lo que si se debe valorar, es el esfuerzo y empeño del alumno para con la clase.
Por consiguiente, un estudiante puede no entender un tema, y estar tan preocupado en tratar de aprender por miedo a reprobar. Que su mente se bloquea y se enfrasca en esta situación y complica un poco más las cosas y el aprendizaje.
En conclusión y de manera general, yo digo que el aprendizaje efectivo y consolidado es de 50-50, es decir, una parte recae en el profesor y en su pedagogía. Y la otra parte es la predisposición del alumno para con la clase. Y si eso no es suficiente, una buena salida puede ser buscar un profesor particular que le dé clases de apoyo escolar.
Cuando una de las dos partes se desequilibra, debemos preguntarnos ¿Qué está pasando realmente? ¿Es el profesor el que no enseña bien? ¿O soy yo el que necesita esforzarse más?
En cualquiera de los dos escenarios, lo importante es aprender y no aprobar una asignatura o curso por salir del paso. Destaco este detalle; no significa reprobaremos una materia una y otra vez porque no aprendemos, y nos sentaremos a esperar que en algún momento mágicamente llegue la iluminación.
Como mencioné en varias ocasiones, debemos poner de nuestro mayor esfuerzo y empeño para comprender los contenidos y por ende aprobar las materias o cursos. Todo dependerá siempre en mayor parte a la dedicación, disciplina y predisposición que tengamos hacia una determinada actividad.