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Claves para una buena relación entre padres y profesores

En muchos casos, quien inicia la búsqueda de un profesor particular no es el alumno sino sus padres, como es el caso de niños pero también de adolescentes. Pueden surgir muchas dudas y temores en tanto que puede que no siempre habrá un contacto o conversaciones regulares entre el profesor y los padres y la relación pueda correr el riesgo de no ser del todo adecuada. En la escuela se programan periódicamente citas o hay reuniones de padres con los responsables y docentes del centro. En el caso de las clases particulares, ¿qué se puede hacer para gestionar bien el aprendizaje de los hijos conjuntamente?

1.Implicación

Es importante confiar en el hijo y contribuir a que se responsabilice de sus clases y de sus tareas. Entrometerse demasiado sería contraproducente e iría en contra del buen desarrollo de las clases, sintiéndose el alumno quizás demasiado controlado o presionado. Un profesor particular dedicará una atención personalizada a sus alumnos en cada una de sus clases por lo que se ajustará a las necesidades. Esta implicación y motivación por enseñar de forma eficaz hará que, si es necesario, consulte a los padres del alumno y éstos deberían mostrarse abiertos a sus comentarios y consideraciones. Una actitud positiva e implicada de los padres también contribuirá a motivar al profesor, hecho que facilita que éste transmita entusiasmo a su estudiante, algo fundamental para el aprendizaje.
2.Comunicación bidireccional
Tanto profesor como padres (o tutores legales del alumno) han de comunicarse de forma abierta y sincera, por el bien del estudiante. Si hay dudas sobre algo o hay aspectos que no agradan es mejor tratarlos cuanto antes. Por otra parte, al ir viendo los logros, ¿qué cuesta agradecer de forma explícita al profesor su trabajo con el estudiante?
Preguntar sobre el progreso del hijo o sobre el método didáctico es una muestra de interés que el profesor agradecerá. Los padres también podrían facilitarle información sobre el desempeño del hijo en la escuela o instituto, pues posiblemente el alumno en muchos casos no se prestará a decir en qué va mal o en qué ha empeorado.
Además de las sesiones de clase acordadas, que permiten encontrarse entre sí, pueden establecerse otros canales de comunicación, sea el correo electrónico, el teléfono o incluso el perfil en alguna red social. En cualquier caso, hay que cuidar tanto lo que se dice como la manera como cada uno se expresa. Asimismo, no hay que olvidar que lo importante es el aprendizaje del alumno y no las opiniones de los padres o del profesor.
3.Respeto
Tal vez se ha elegido un profesor particular y el alumno lleva ya unas clases sin acabar de mejorar en la escuela o instituto. No hay que ser impaciente, pues no se cambian hábitos de la noche a la mañana ni se pasa a dominar en tres días todo aquello que no se entendía. Los padres deberían respetar la labor del profesor particular y, en caso de dudas, preguntarle. Antes de culpar a nadie, conviene reflexionar sobre qué puede estar fallando y hablarlo abiertamente para encontrar soluciones.
En última instancia siempre queda la posibilidad de optar por otro profesional, ya que no siempre puede que haya una buena conexión y entendimiento entre profesor y alumno, aunque sea un excelente profesor y que emplee un método didáctico muy bueno.
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